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hola, buen día
despertar es un proceso muy interesante:
escuchamos lejanamente el despertador o la voz de quien amablemente nos recuerda que ya es hora,
lo escuchamos acercándose y poco a poco decidimos escenificar el proceso
no es fácil, siempre lleva un tiempo y un esfuerzo el abandonar la “comodidad” del sueño
el tiempo requerido es personal
[pueden ser minutos, decenas, centenas, depende de la persona, su edad, momento, etc.]
también depende de la motivación que haya en ese compromiso o cita
más bien de la conciencia que se tenga del compromiso (y sus frutos)
{sea el objetivo: escolar, laboral, profesional, amistoso …}
una vez que podamos deshacernos del pegamento de algunos pensamientos y cobertores que nos protegen, seguimos la batalla por despertar
(también es importante el cómo nos despedimos del día anterior, la vida anterior)
según la costumbre personal: con gran esfuerzo y cierta torpeza se abandona la cama, se caminan unos pasos, se tiran algunos desechos (ya inservibles), en el grado de la sed se bebe la preciada agua, se lavan las manos, se retira lo que obstruya la vista, se toma un baño, se lavan y observan los dientes
(se dicen algunas oraciones y frases de elevación personal)
se ponen unas vestimentas limpias,
(se come algún alimento, se agradece) se vuelven a observar los dientes (los 32) se sonríe,
y entonces ya va uno más contento a la misión de esa mañana (tal vez acompañándose de una melodía)
este proceso ocurre casi todos los días
{y las acciones son muy parecidas en el retorno espiritual
camino que se nos ofrece diario, pues cada despertar es un mundo nuevo del cual también algún día debemos despertar, y volver a despertar, y despertar una vez más…}
“¿quién me está hablando? ¿otra vez esto? ¡espérame, …solo un rato más!”
son las palabras que se repiten cada mañana entre los somnolientos más simpáticos
es simplemente historia humana (se repite pero no es idéntica)
y afortunadamente, el despertador sigue sonando
¿lo puedes escuchar?
por lo pronto, ya es tiempo de construir otro hermoso día y tratar de despojarnos de algunos preciados cobertores (hábitos, costumbres, vestimentas)
que disfrutes: ¡un dulce despertar! con amor, fe y alegría
jaime kurt
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